Pepe Ruiz-Séiquer (Don José)
Dejando “su huella” por todas las ciudades de España, las hojas de los árboles de hoja caduca que adornan las calles y dan sombra a los jardines, revolotean caprichosamente jugando con ellas el viento marcando a la luz del aire otoñal con tonos amarillos y cobrizos; el mismo tono, que a mi juicio, tenemos muchos españoles que contemplamos, atónitos, los momentos tan graves que vive España, por la falta de previsión, e ignorancia.
Hace unas semanas escribí en esta web que gracias a Pepe Ruiz-Seiquer (entre otros) tenemos y disfrutamos de esa primera empresa de la Región de Murcia, que tanto bien nos ha hecho a todos los boticarios de Murcia Madrid y el Arco Mediterráneo. Recibí algunos correos de agradecimiento, y la llamada de su hija Ana, para darme las gracias (que no se merecen) y decirme que su padre ya había perdido memoria, ante mi petición de ir a visitarlo.
Debo reconocer, que me causa gran tristeza, y aún me asombro, cómo ninguna de nuestras instituciones (Comunidad de Murcia, Ayuntamiento, Cámara de Comercio, Colegio de Farmacéuticos y Hefame – especialmente -) le han prestado atención a este gran personaje (que ha contribuido a crear tantos puestos de trabajo y riqueza) para Murcia Madrid y el Arco Mediterráneo; y beneficiado a la profesión farmacéutica particularmente.
Lo pedí por escrito y verbalmente hace años, tanto a Antonio Abril (entonces Presidente de Hefame) como al fallecido Presidente del Colegio de Murcia, que tanto gustaban de celebrar con pompas y medallas homenajes.
En una entrevista que le hice, publicada en el libro “Píldoras y Postdatas”, me explicó con detalles el resto que sigue a este documento (para mí histórico).
Lo primero que me llamó la atención, cuando me lo presentó mi padre por el año 1976, fue no sólo su prodigiosa agilidad mental y su amor al cooperativismo la cultura y al arte (recuerdo sus opiniones en tertulias de rebotica junto al arquitecto y artista Vicente Martínez Gadea); fue, “SU VOZ”. Una voz limpia de timbre hermoso y de tono agradable que a buen seguro habría hecho carrera en la ópera. Hombre recto, de raíces cristianas profundas, pero muy moderno práctico y vanguardista, que nos hizo a todos un regalo: Hefame
La última vez que lo visité en su botica, me pidió: “¡a ver si íbamos juntos a visitar Hefame!”
Siempre contento y risueño a pesar de su ceguera, cree en la igualdad, en la fuerza de la verdad, y la unión cooperativista, para defender los intereses de nuestra profesión. Y lo creo.
P.D.- También dejó “su huella” Pepe Ruiz-Seiquer para el bien de todos. Era Oro de 24 kilates, y nº 10 en la escala mineral de dureza de Mohs. Yo intenté seguirla, y me gustaría, que alguien (más joven), recogiera el testigo. A “ella”, no se lo llevará el viento.
Esos hombres de antes, quijotes de su época, que repartían altruismo como «semillas de bien» esparcidas por donde pisaban, hoy, han perdido la memoria o están enterrados, el mundo egoista prevalece, cuando de siempre es sabido que «la unión hace la fuerza».
Alejandro, cuando tú quieras.