Desastre ecológico
“Este otoño va a caer algo más que hojas secas”, dice un anuncio publicitario, y no le falta razón, tras un verano de “fiebre”, uno de los más calurosos gracias al cambio climático que ha provocado la mano del hombre con desastres ecológicos de todas las naturalezas, por no respetar la Naturaleza, propiciando un imprevisto control de las epidemias, contaminando miserablemente el aire que todos respiramos, arrasando tierras y bosques productivos, creando toneladas de desperdicios que envenenan ríos lagos y mares – como el reciente aluminio en Hungría – que acelerarán la muerte de fuentes y aguas subterráneas si no ponemos remedios aunque sea tarde. Intento agarrarme a las palabras como el naufrago a la tabla por si alguien coge el sentido.
Nuestro Monarca, por otro lado, acaba de celebrar el bicentenario glorioso de <La Pepa> en Cádiz, gracias al acuerdo conseguido cuando nuestra Patria estaba a punto de desmoronarse por tanto conflicto. Un pacto ejemplar fruto del diálogo, el sentido común y el razonamiento mirando el bien común de nuestra Nación; aunque más tarde, los españoles que somos como somos, destruimos la prosperidad del consenso por culpa de las envidias, de los intereses particulares y de la demagogia, que como decía Aristóteles “es la degeneración de la democracia” ¡y en ello estamos ahora más que nunca!; los unos por los otros la casa sin barrer en una espiral de negligencias: No fuimos capaces de detectar la crisis del 2008, ni de evitar siquiera una huelga general (inconcebible en esta situación) por falta de consenso, que nos pasará su factura.
En nuestro mundo farmacéutico, revuelto desde hace décadas, vivimos un caos tan curioso como el propio MEDICAMENTO ante el cinismo político y la pasividad de nuestros dirigentes; porque el paciente que es el que lo toma, ni lo decide ni lo paga, el que lo decide (médico) no lo paga, y el que lo paga (Gobierno) ni lo toma ni lo decide, y en medio de este caos estamos nosotros los farmacéuticos, preocupados porque se vacíe la Caja de la Seguridad Social.
Siempre he expresado una idea clara, por la que seguiré luchando: La Distribución Farmacéutica de capital farmacéutico, es decir, nuestras cooperativas, son necesarias para los farmacéuticos si queremos mantener nuestras farmacias y que las hereden nuestros hijos; y nuestros mejores aliados, nuestros trabajadores. Una realidad que algunos no entienden y siguen tirando piedras sobre nuestros propios tejados, haciendo daño al interés general; como elegir cuidadosamente a los mejores dirigentes que nos representan en nuestros Colegios.
Este otoño se nota el relente que precede a la gran helada, y se ven a lo lejos los relumbrones de los relámpagos, y se escuchan los estampidos de los truenos, pero muchos miran para otro lado, y algunos dirigentes hasta lo niegan. Por ello digo, que este otoño va a caer algo más que hojas secas.
Y me preocupa ese dato del Servicio de Estudios del BBVA, de la fuga de nuestros cerebros, mientras nuestros políticos se insultan lejos del consenso, jugando con los Poderes Públicos para ganar las Elecciones (que es su objetivo primordial).
¿Cuándo dejarán las orugas de arrastrarse para convertirse en mariposas?