Terremoto en Lorca
Le debería haber tocado a Roma, pero le tocó a Lorca. Aquélla tarde de un 11 de Mayo de 2011 en que gracias al sol aun no había atardecido en la Ciudad del Sol. Todo lo que pesa se cae/ gritó el mal a su paso/ y replicó varias veces. Todo lo que pesa se cae/pero se dormirá el mal muchos años/ después de hacer daño/ y dejar sangre y dolor/ entre polvo y escombros.
El dolor fue sólo una parte del temblor. El miedo, el pánico, la incertidumbre, y la impotencia, se abrieron paso entre esas mismas calles, que hace sólo unas semanas, estaban alegres de flores y fiestas pasando los <pasos> de los azules y blancos. Hoy Lorca tiene en sus edificios otros colores: el rojo, el negro y el verde; y aunque la tierra tembló, lo hicieron también los corazones de los habitantes de La Región de Murcia y de otros muchos españoles y gentes sensibles que se han solidarizado con la tragedia así como nuestras autoridades Regionales y Nacionales.
Por último, la ciencia explica los hechos, pero no puede predecir el futuro anticipándose al desastre. Quedan muchas cuestiones pendientes y retos abiertos. La lógica y la metódica, el naturalismo y el pragmatismo, en este caso, deja una realidad bien clara, a pesar de los grandes avances de la inteligencia artificial y la robótica, en la medicina, economía y otras ciencias aplicadas. Tal vez, el cambio climático nos avance algo, pero mientras tanto, nos quedamos con la desgracia, la solidaridad, y el deseo humano de predecir el futuro.
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LORCA SEGÚN Mª JOSÉ ALONSO (Farmacéutica de Barcelona)
Discurría la tarde con su cotidianeidad y de pronto, en Lorca, tembló el suelo. No ocurría en el otro extremo del mundo, no era una imagen televisiva que conmueve. ¿Quién puede imaginar que algo así te puede ocurrir a ti? El espanto cobró nuestro acento y se cobró nuestras vidas. Y el mundo cercano se fue al suelo. Para quien lo vivió nada volverá a ser igual. Un rio de sufrimiento se ha desatado, vidas rotas, una hermosa ciudad cargada de historia rota. La tristeza, el dolor y la impotencia campeando por sus calles. Lorca es una ciudad abatida.
Las calles sembradas de escombros dejan al descubierto la magnitud de la tragedia. Tras el apocalipsis, es momento de levantarse, de llorar a los muertos y consolar y ayudar a los miles de damnificados. Es el momento de evaluar los daños, de ver que se debe hacer. No es momento para rentabilizar la tragedia políticamente. Es momento de olvidarse de partidos y colores y arrimar todos el hombro, espalda contra espalda, para reparar lo reparable, consolar y acompañar en el duelo a los que han perdido lo más importante que es la vida de los que amaban. Hay que intentar devolver cuanto antes a la normalidad a esta ciudad querida y doliente y, sobre todo a sus habitantes. Hoy Lorca somos todos.
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Esta web se solidariza con todos los compañeros de Lorca y espera y desea que también lo hagan nuestras Instituciones. Compañeros de Cataluña y Andalucía, sobre todo, han escrito pidiendo información. Con la esperanza de que se subsane todo lo antes posible, un saludo.