Quizás sobren los políticos
Hace años escribí un artículo con este título tan alusivo (como probablemente verdadero) y lo envié a un diario nacional en el que algunas veces me publican aunque en aquélla ocasión no fue así; y como lo guardé, lo he encontrado, y dado el lío que de este mal padecemos en España, lo voy a publicar en mi web, que carece de censura. !Voilá!
Esto fué lo que escribí en el Aeropuerto José Martí de La Habana tras leer la prensa:
La razón sin la fuerza no vale para nada. A los hechos me remito. Aunque hay sobradas razones y rigurosos argumentos para afirmar que el servicio farmacéutico en España es uno de los mejores del mundo (reconocido por expertos) nuestros políticos nos lo agradecen (como acaba de hacer la Ministra Pajín) acribillándonos con más recortes. Y en Murcia el Presidente Valcárcel advierte seriamente que devolverá al Gobierno las competencias de Sanidad (como acaba de hacer con Justicia) porque no hay dinero ni llega el dinero prometido. A los farmacéuticos nos cae la noticia “como un jarro de agua fría” en pleno invierno, pues el uno por el otro “la casa sin barrer”. El próximo Octubre me temo que a “los indignados” se sumarán “los acreedores” si no cambia la situación financiera.
Vivimos en una población enferma, eso es lo que pasa. Como profesional farmacéutico sé lo que afirmo. Hemos avanzado en muchos aspectos desde el punto de vista de la tecnología (aunque no tanto como para poder predecir un futuro terremoto) y mucho menos, en lo que al futuro político se refiere. Hace veinte años los medicamentos que la población sanitaria consumía, no tiene nada que ver con los de ahora. ¿Tendrá alguna razón de ser con el comportamiento de nuestros políticos?
Hace 20 años una baja por depresión era casi impensable. Algo anormal, que hoy sin embargo, a pocos extraña. El frenético ritmo de vida, el exceso de consumo, el dinero fácil de la pasada década, la inseguridad en el trabajo, y la ruptura de familias, sin duda, influyen en el comportamiento. En el comportamiento también, de nuestros políticos. A lo mejor, llega el momento en que las empresas, como los gobiernos, no tengan necesidad de políticos. Con sólo buenos directores generales, que cumplan bien con su obligación (siempre que funcione también la buena Administración y la Justicia sea independiente y ciega, por supuesto), nos sobran los políticos, y nos ahorramos no sólo dinero público, sino tensiones, inestabilidades, y corrupciones en general; que como estamos viviendo en esta España nuestra, no cesan entre los dos partidos mayoritarios. Hagamos lo que hagamos, nunca se van a reconciliar; de manera, que mejor y eso que nos ahorramos. Supongo que más de uno se echará las manos a la cabeza, pero síganme, por favor, que no lo escribo de broma:
Sufriendo las consecuencias de los malos gobernantes que nos gestionan, no es de extrañar, que la situación actual <crezca> en deudas, paro, y otras tantas penalidades que, en mi opinión, tienen la base “en las luchas de poder y en la falta de valores” producto, del deterioro mental al que hago alusión en el párrafo anterior. Lo anormal se ha convertido en algo normal. Esta decadencia moral que hay en nuestro País y de la que tampoco se libra Europa – léanse los desastres recientes en países tan pacíficos como Noruega – me preocupa, porque toca a nuestros jóvenes por debajo de la línea de flotación. Y a otros poderes, como La Fiscalía General, que es un brazo del Gobierno, como hemos visto con la legalización de Bildu. ¿Que somos humanos y la carne es débil?, eso es una certeza que no se discute, pero permitir que algunos políticos como Strauss Khan, por ejemplo, – uno de los cargos con más poder del Planeta – que tanto puede influir en sus decisiones sobre banca y grupos inversores, que son los que mueven el crecimiento económico, caiga en la bajeza que todos conocen, me parece muy grave, por las responsabilidades de ser un elegido legal del pueblo. Si ellos son la muestra ¿qué será el paquete?
Cualquier género de corrupción, es inadmisible en política si queremos, claro, el bien de nuestra sociedad. O inventar alguna pulsera con un micro chip que detecten las corrupciones. O someterse a una videocámara las 24 horas los 365 días del año. ¿Cuántos de nuestros actuales políticos, altos cargos y jueces corruptos desaparecerían? Habría que hacer una depuración pues, y echar a muchos al sumidero; sin olvidar a los responsables de los grandes medios de comunicación como ha ocurrido hace poco en Inglaterra con Ruper Murdoch presidente de News Corporation (el imperio mediático más grande de prensa, cine y televisión). La ética de la responsabilidad debería exigir muchas dimisiones y expulsiones.
Y obligar a utilizar un lenguaje político claro, no enrevesado y ambiguo, con el fin de que el pueblo lo entienda. Y no alimentar los nacionalismos, que son focos de problemas muy graves en un futuro. Si hasta en ciertas materias de interés nacional nuestros dos partidos más importantes no se pongan de acuerdo, ¿no viviríamos mejor “sin clase política” siempre que tengamos una Justicia bien saneada, y una buena administración? Tal vez una reflexión demasiado poco reflexiva para muchos, pero insisto, el ciudadano está cansado de ser el que paga, mientras la clase política “mete la pata unas veces y otras la mano”.
Vivimos una época, que a mí, me dan ganas de regresar al pasado. No por ser 20 años más joven, sino por recuperar aquélla alegría y seguridad de entonces, a pesar de no tener una tecnología tan avanzada como ahora. Tengo la impresión de que el Gobierno Central nos está engañando; de que esto es una trampa como la del preso que acepta la invitación de la puerta entreabierta que le deja el carcelero descuidadamente, y corre y corre sin respirar a través de los pasadizos del túnel torciendo esquinas hasta que una luz al final del pasillo detrás de la cual le espera la libertad (un pacto de estabilidad) la claridad, y contento saca la cabeza por el agujero y … tras ella, ¡ halla al verdugo!
La razón sin la fuerza no sirve para nada. ¡Y los farmacéuticos no se unen ni para un remedio!
P.D. ¿Tenía parte de razón? / Otra cosa: No he tocado ni una coma.
Ya sabes que la época más próspera de Bélgica corresponde a los varios meses que estuvo sin gobierno. Es desesperante comprobar que se dediquen a ponerse zancadillas (sin dejar de llenarse los bolsillos) sin atender los verdaderos problemas. No son todos, desde luego, pero los suficientes como para que el conjunto se embarre, por acción u omisión. Pero ¿qué solución hay? Esperemos que nuestra democracia sea mayor de edad, aunque alguno de nosotros (yo por ejemplo) no lleguemos a ver. Por cierto ¿quien salió elegido en el Colegio?
Nota. No sé por qué me fallan algunos acentos. Espero que entiendas lo que te digo. Iré a tu Farmacia y espero verte. Un abrazo.
Querido amigo y compañero: Los que como tú y yo escribimos libros, denunciamos en los medios que podemos estas atrocidades que antes o después explotarán; pero somos pocos los que lo hacemos aún.
Hoy me cabe la satisfacción de felicitar por todo lo alto a otro gran escritor farmacéutico; Cristóbal López de la Manzanara que acaba de ser investido Presidente de Adefarma y ha prometido en su discurso de investidura luchar contra ese Decreto R/2000 que impuso Rato, y no permitir que nos rebajen un céntimo más a los farmacias. Desde que lo conozco no ha dejado de luchar por nuestro Modelo como empezó haciendo Salvador Ibáñez en Valencia, le siguieron Juan José de Torres en Almería, Gerardo Mora, Leandro Martínez, Juande Megías y otros tantos malagueños ilustres, y algunos otros compañeros que me consta se han dejado la piel en ello; pero seguimos siendo pocos. Esperando que esto lo cambiemos lo antes posible recibe Un ABRAZO.