Los Goyas 28ª edición
Como amante del buen cine, lector de culturales y farmacéutico al que no siempre paga el Estado lo que le adeuda, he visto la pasada semana Los Goyas en su 28 Edición y he leído en Babelia el artículo de mi admirado director de cine David Trueba «tuertos en un país de ciegos».
“No es tan absurdo medir la salud de una persona en función de su saldo bancario” como afirma con cierta razón el cineasta, pero en otro sentido; ya que, el impago que el Estado tiene con las productoras cinematográficas no es lo mismo, como es lógico, que el que tiene con las farmacias españolas, de las cuales deben salir los medicamentos que ayudan a mantener la salud de muchos ciudadanos, sin los cuales no podrían algunos sobrevivir. Cuestión de necesidades, entre los que incluyo a vascos y catalanes también.
Escribo estas frases comparativas recién entregados los premios en un espectáculo digno de mención, por su belleza y glamour, pero que si se compara con la salud chirría; pues una cosa es lo divertido, espectacular y la riqueza cultural del cine y otra la necesidad de tener a mano los medicamentos a través de una red bien estructurada, con una distribución ejemplar y una dispensación de los medicamentos en todas las farmacias todos los días del año, al frente de las cuales siempre hay un profesional que no especula con los precios y ayudan a los pacientes con sus consejos a mejorar la calidad de su salud. Por eso me solidarizo con Trueba aunque creo que es justo matizar la frase., pues la sanidad y la educación están aún peor.
Estoy con Trueba de acuerdo, y supongo que como dice “a lo mejor nos iría mejor sin Estado” aunque jugando con las palabras “a lo mejor, nos iría bien con un Estado mejor”, que pague sus deudas y facilite más el talento y el trabajo en vez de castigarlo con el impago, los recortes sanitarios, y como todos sabemos (menos la mayoría de los políticos) aunque los efectos de la razón no pueden llegar allí donde llegan los efectos de las costumbres de los políticos españoles de abusar de sus cargos para obtener beneficios particulares a costa de empobrecer el estado social de bienestar y la investigación aunque la enfermedad nos pise los talones. Estoy de acuerdo en que si esta situación no se resuelve pronto, muchas productoras cinematográficas, como muchas farmacias españolas, no lo podrán soportar, porque están “al borde de un ataque de nervios” que puede destruirlas.
P.D.: A lo mejor sin Gobierno funcionamos mejor.