Hace tiempo que me sumergí en un submarino
Hace tiempo que me sumergí en un submarino, provisto de una pequeña biblioteca con música de ópera y conciertos, para evadirme de los ruidos y de este fétido olor del loco mundo político que me rodea; aunque de vez en cuando saco el periscopio y miro:
La corrupción ya habitual aparece extendida, como una pandemia, destruyendo las relaciones entre unos y otros. Ahora le toca a «El Caso Mediador»; y el caso es que se escupen unos a otros con el «y tú también».
Para aliviarme, me pongo un concierto de música alegre mientras cambio la mirada hacia el rincón de la cultura, donde “La Belleza y El Dolor” (que ya ganó el León de Oro en Venecia, se presenta a los Oscar), y “Todo a la vez y en todas partes” se quedan campeonas. Mientras aquí en España estemos sufriendo interpretaciones tan genuinas como la última de Ángela Rodríguez «Pam«, con su «máquina de matar fascistas», es decir, «un consolador». Esta es La Secretaria de Igualdad.
Y ahora, entran también en la actualidad «los ciberataques a clínicas y hospitales», que ya avancé en mi libro de «Huellas de Hefame» (aunque era demasiado prematuro), para que nuestros dirigentes los tengan en cuenta; prevenir es curar. Una aseguradora americana pagó hace poco 40 M de dólares. Los delincuentes piden 4´5 millones de € como recompensa al Hospital Clínico de Barcelona. ¿Qué se puede hacer con nuestros datos?
Lo de Ferrovial es lo único que me arranca una pequeña sonrisa, que pronto se transformó cuando el pasado día 8 de Marzo saltaron las costuras de este gobierno Frankenstein por el nexo feminista que antes les unía con los podemitas. Las mujeres, que siempre son las más sacrificadas en todo ¡de nuevo las usan mal! Y Sánchez, con descaro supino y sin reparos, después de «embarcarse con los comunistas e independentistas», le dice al presidente de los populares que “lo primero que se mira cuando se sube a un barco es con quién va a navegar”. ¡Óleeee!
Lo de la Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sugiere todavía más risas, como cuando dice que «las pensiones las quieren los abuelos para gastarlas en chorradas». Me cuesta ya vivir en esta «España nuestra», de verdad. Hace falta un cambio urgente, o terminaremos mal.
Hoy hace tres años que se inició la pandemia; tres años de vacunas, confinamientos, muertes y mucho miedo. Como informador, no sólo de temas sanitarios sino de todo lo que nos rodea, parece que se siguen aprovechando de la ignorancia y buena voluntad de los españoles, en vez de fomentar valores como La Verdad, el esfuerzo, el trabajo, la Fe y el patriotismo.
Abajo el periscopio.
P.D.: «La belleza y el dolor», que se estrena este viernes en los cines españoles, se llevó el León de Oro en el pasado Festival de Venecia y ahora parte como favorita para hacerse con el Oscar al mejor documental. Su relación con el mundo farmacéutico no tiene desperdicio.