¿SERÁ 2009 UNA FELIZ MENTIRA?
La vida real, como nos la cuentan nuestros políticos, es una falsa realidad, porque casi todo lo que nos dicen, es mentira. Eso sí, una <feliz mentira> como esta pasada Navidad, para los que sufren, porque ven como atropellan su dinero, su amor, su salud, o su libertad. O a tantos otros, que padecen en silencio, la soledad y la desesperación.
Vivimos el presente, de un mundo que iba cabalgando sin bridas con los excesos del capitalismo, y se ha frenado en seco. Los créditos fáciles han provocado la inflación, y de ahí a la recesión; y de ésta, no tardarán en salir otras sorpresas. Pero los desastres económicos (como la crisis del 29) son soportables – dicen expertos – , después de un periodo de austeridad; y los mercados, se acabarán recuperando.
La alegría de escuchar –como cada año – el regalo navideño de la música, que desde la Filarmónica de Viena, dirigió Borenboin, nos hizo olvidar un poco los nubarrones que tienen que pasar, a pesar de que nuestro sector tenga el privilegio de de verse poco afectado en relación con otros, por ser el medicamento, una necesidad básica.
Las formas, los tiempos y las tradiciones, se deberían conservar porque son buenas costumbres que nos benefician a todos, aunque algunos las atropellen con arrogancia chulesca, ante el silencio de muchos. Ese silencio, contra el que tanto lucho, en nuestro colectivo, para que nuestra profesión defienda sin complejos “nuestros valores” y abandone el conformismo. Cada día valoro más a quienes valoran estas formas y las respetan, y enseñan a sus hijos a respetarlas, en este ambiente de empobrecimiento educativo, consecuencia de la permisividad de los políticos que instalados en el poder, no tienen inconveniente en aceptar la corrupción.
Recientemente, estamos asistiendo a una ola de despidos en Hefame con los que han sido nuestros trabajadores. No es una exageración, sino una triste realidad que de nuevo agita los demonios. Estoy en contra – sin causas justificadas – de estas expresiones que dejan tanta desolación, entre los que trabajan para nosotros y nos ayudan a ejercer con más eficacia nuestra profesión; otra vez, las presiones del miedo -que afectan tanto a la productividad – con los que deberíamos de mostrar respeto, buenas maneras, y agradecimiento por su labor.
Hefame, no necesita abandonar nada de lo que tiene y ha conseguido, aunque sí cambiar muchas cosas (a no ser que lo que se pretenda sea vender la Empresa al mejor postor, y que se pierda nuestra memoria). Necesita fomentar la concordia entre todos los que la formamos, porque en discordia nada crece. A no ser, insisto, que lo que se desee es otra cosa.
P.D.: Mientras buceaba a más de 20 metros de profundidad uno de los socios, dice que escuchó la alarma de una sirena, y el ruido le espantó las perdices, que estaban en el Corte Inglés de rebajas. ¿Feliz año?