Líderes

En el mundo en general,  y en nuestra profesión en particular, hace falta líderes.

Como si fuesen instrumentos de precisión, de observación y de medición, que sepan comprender  la realidad que nos rodea y percibir las tendencias, y las corrientes que nos envuelven. Con un sentido de la Justicia y un amplio espíritu social.

Nuestra querida profesión tiene razones (más que suficientes) para que no nos maltraten nuestras Autoridades Gubernamentales como han venido haciéndolo hasta ahora y durante los últimos quince años. El <medicamento> no puede tratarse como una mercancía, y nuestro trabajo de Atención Farmacéutica, debe ser bien retribuido.

Conocedor de nuestro pasado y con imaginación sobre los pasos que va dando el futuro; es decir, progresista, pero reflexivo. Que sepa usar el barómetro, el sextante, y la lupa con precisión,  y  actúe con flexibilidad en lo que así lo requiera, para hacer transparente y comprensible a nuestros dirigentes las turbideces  de esas “razones de sobra” que nuestra profesión ejerce día a día sobre toda la sociedad sanitaria. Esa capacidad de volver, al menos inteligible, lo que ellos creen complejo, con hechos simplificados y significativos, es la cuestión.  Y con esa gratitud altruista de servicio justo, tratando con igualdad a todos los miembros del colectivo, aunque reconociendo los valores y distinciones.

El líder debe sentir  la verdad de lo que está haciendo o está diciendo.