Nuestro servicio farmacéutico es la envidia de otros países
«Soy mitad murciano y mitad alicantino. Mi padre es de Abarán y mi madre, de Torrevieja», comenta Valentín Martínez-Torregrosa (Almoradí, 1968), que lleva 40 años viviendo en Murcia. Estudió Farmacia en Barcelona; ha sido jefe de servicio de Sanidad Ambiental de la Región y también es especialista en análisis clínicos. Realizó un máster de comunicación en la Universidad de Murcia, entre un largo currículum. Hoy (20 horas) presenta en la librería Diego Marín su primer libro, ‘Píldoras y postdatas (problemas y soluciones)’
-¿Por qué ha escrito el libro?
-Lo he escrito como un servicio a mi profesión, y porque estoy convencido de que las soluciones que aporto son válidas para problemas del sector farmacéutico y para el cuidado del medio ambiente. Aunque mi objetivo fundamental es la defensa del modelo farmacéutico mediterráneo.
-¿Qué caracteriza al modelo de farmacia mediterránea?
-Es un modelo que está reconocido por expertos como el mejor del mundo, y que está sufriendo una ‘anglosajonización’. Consiste en que el servicio es tener una red de farmacias abierta al público los 365 días del año, dispensando el vademécum farmacéutico de manera estable, seguro y sin especulación alguna. Es un modelo seguro, al mismo precio en todos los lugares. Nuestro servicio farmacéutico es la envidia de otros países.
-¿A qué problemas da respuesta?
-Desde hace quince años se han producido una serie de cambios convulsivos en la sociedad y en la economía que han afectado al sector farmacéutico. La crisis ha deteriorado de una manera fuerte las farmacias españolas. Posteriormente, los dictados de Bruselas para ‘anglosajonizar’ nuestro modelo de farmacia mediterránea han perjudicado al sector y a la población sanitaria. Adaptarse a la nueva economía es el problema.
-¿Qué soluciones aporta?
-Aporto varias, como cambios en los estatutos en nuestras instituciones farmacéuticas que las hagan más prácticas, por ejemplo, utilizando el voto electrónico, y, sobre todo, la concentración de farmacéuticos que ganen competencia y eficiencia, debido a la economía de escalas y a las sinergias con la industria farmacéutica. Precisamos favorecer la investigación y el desarrollo y, especialmente, necesitamos una transfusión de sangre joven para renovar la cúpula, y que nos dirijan introduciendo las nuevas tecnologías y adaptándose al nuevo modelo económico.
-¿Qué mejoraría?
-La gestión y la coordinación entre centros de salud y farmacias, así como los servicios múltiples de salud que pueden aportar las farmacias. No se trata solo de vender medicamentos, sino de prestar ayuda a la atención primaria.
-¿Está centrado su libro solo en el ámbito farmacéutico?
-No. También en el medio ambiente, y narro todos y cada uno de los desastres naturales y no tan naturales, como guerras, incendios, accidentes de trenes, de aviones y de barcos debidos a la negligencia humana, e incluso ocurridos a veces por intereses económicos.
-¿Por qué los productos vendidos en farmacia son más caros que si se adquieren fuera de ella?
-Porque no tienen los registros sanitarios convenientes. Los problemas de falsificación de medicamentos se producen porque hay un vacío legal.
-¿Están cerrando farmacias?
-Sí. Por causas económicas, ya que la Seguridad Social no nos paga, y ello es una gran injusticia. Nosotros cumplimos nuestra parte del contrato, ellos no.
-¿Por qué el hilo conductor de su libro es la vida interna de la Hermandad Farmacéutica (Hefame)?
-Porque mi padre fue uno de los socios fundadores de Hefame, y yo soy un socio integrado en esta empresa a la que necesito y quiero; no en vano es la empresa milagro de Murcia con más de un millón de euros facturados el año pasado. Pero sobre todo porque Hefame es una distribuidora farmacéutica necesaria para nuestra profesión, y sin ella no podríamos abastecernos de todo el vademécum de una manera segura, con garantías y sin especulación de precios.
Fuente: www.laverdad.es